Mi opinión es como usuaria de su restaurante. Es un pueblo pequeñito donde hay varias casas rurales. Nosotros no conociamos esta y estabamos en otra pero pasamos por casualidad y vimos quee tenia un bar preguntamos para cenar y que suerte. Suelen hacer cenas para sus clientes pero también para la gente que no son huespedes. La casa es preciosa y el sitio excepcional pero sólo opinaré de la cena. Los productos naturales, los huevos de sus gallinas, el pastel de queso mejor del mundo, la dueña y la chica que está con ella atendiendo no pudieron ser más simpáticas, era como estar en casa. Y el precio muy barato, una suerte encontrarlos. Además tienen una terraza enorme adornada con luces que para el verano debe ser una delicia comer, cenar o tomar una cerveza en este paraje.
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