Posada Real Los Cinco Linajes

Un magnífico hotel con encanto Habitaciones estupendas ,con aire acondicionado y minibar en el que te ofrecen a diario y con caracter gratuito tus botellas de agua. Está muy bien situado al lado de la gran plaza del Arrabal y desde él se puede recorrer todo el casco histórico de Arevalo. El menú turístico muy bueno tanto en su cochinillo como sus primeros platos y postres. La atención del personal estupenda,mención especial para Mayte Tiene un patio encantador que sirve para desayunar, y para simplemente estar relajado en él La cercanía con Madrigal de las Altas Torres permite conocer en 20 minutos por una magnífica carretera el lugar donde nació Isabel la Católica. Un teleco se lleva un buen recuerdo.de este hotel y lo recomienda sin ninguna reserva.

Buscaba un lugar especial para una ocasión un tanto especial y acerté de pleno con la elección de este hotel. Es un palacete restaurado con excelente gusto y en pleno centro de Arévalo. Personal muy amable (tuvieron un detalle con nosotros). Habitación a la altura de la categoría del hotel o incluso podría pasar por 5* sin problemas. Cenamos una de la noches allí con muy buen resultado. La cafetería suele estar muy concurrida y tiene muy buena carta de pinchos. Desayuno correcto. Lo recomendaría sin lugar a dudas.

Un tipo de establecimiento hotelero en el que no habíamos estado y queríamos probar, con un resultado muy satisfactorio. La habitación con el lavabo en el exterior y el resto tras una puerta de cristal. La cama super cómoda. La atención personal muy buena. El desayuno tipo buffet, con zumo natural y café recién hecho. Comimos también en el restaurante, y buen trato personal como de alimentos.

La Posada Real Los Cinco Linajes está muy bien ubicada en la zona histórica de Arévalo, y muy cercana a todos los lugares visitables de interés. En los alrededores no resulta complicado aparcar. La habitación no es demasiado amplia, pero según nos explicaron en recepción es que nos había tocado la pequeña. El alojamiento en sí está bastante bien, aunque necesitaría algún pequeño repaso de mantenimiento. Está en un edificio histórico con bastante encanto. Nos gustaron, sobre todo, las escaleras y el pequeño patio interior, que hace las veces de cafetería. El desayuno buffet variado y aceptable. Fuimos a media pensión, por lo que también cenamos en el restaurante. En este caso las opciones no eran demasiadas, pero aún así salimos satisfechos. A destacar la amabilidad del personal, en especial del restaurante y cafetería de desayunos. Lo que menos nos gustó es que por la noche no hay personal en recepción, y cierran la puerta. Te facilitan un teléfono para casos de urgencia, y con la llave de la habitación puedes entrar y salir a cualquier hora. Pero aún así, da mucha más tranquilidad saber que hay alguien en recepción en todo momento. Para estancias cortas, recomendable.