Les Cols Pavellons

Es una experiencia diferente para ir en pareja. No es un hotel al uso, te sumerges en una habitación que es un cubículo en medio de la naturaleza con muchísimo encanto. Puedes hacer un book entero de fotografías estupendas por su fantástico diseño. La piscina-bañera con el agua calentita es estupendísima y lo mejor de la habitación. Hay muchas críticas que hablan sobre el “exceso de minimalismo” en la habitación: sin tele, lugar para colgar toallas, y con un lavamanos un tanto extraño… A nosotras nos gustaron, pero lo “peor” fue la dureza de la cama. Acabamos con un mal de espalda horroroso. Es como estar durmiendo en el suelo… incomodísimo! Piensas que vas a pasar un día de romanticismo y descanso, pero no descansamos nada bien por el colchón! Además, yo avisé por mail unos días antes que no tenía claro aún si nos apetecería cenar, y no me respondieron a esa pregunta… Al llegar nos dijeron que la cena no se podía anular y nos la tuvimos que llevar en tuppers… En fin… Es un lugar de una única noche. Para vivir la experiencia que es únicq, sí, pero no para repetir (para nosotras al menos)

Nada parecido a cualquier hotel que hayas estado antes. Empiezas por el habitáculo que hace las veces de recepción. Ni un mueble, ni un elemento decorativo, suerte que el recepcionista es excelente y explica a la perfección el por qué de este minimalismo extremo. La habitación casi no tiene ni un solo mueble pero no falta de nada. No tiene TV. Los enchufes están escondidos. La luz es minimalista al extremo. Las paredes son de plástico y la luz entra a tope. A pesar de eso, la intimidad está garantizada y hay unos estores eléctricos, que por la noche, se pueden bajar de manera que por la mañana la luz no molesta. Justo encima de la cama hay una ventana que deja ver el cielo. La habitación tiene una zona de aguas espectacular con una poza grande que hace las veces de bañera con agua calentita y una ducha grande. Cena y desayuno correctos y abundantes. Se toman en una zona separada muy agradable. El personal atentísimo. Muy recomendable.

Es curioso de ver, pero no pagaría lo que pagamos por esta experiencia. Piscina excesivamente caliente al llegar, y excesivamente fría por la mañana. Habitación poco aislada del frío. “No ir en invierno”. El espacio es más pequeño de lo que aparentan las fotos, tanto la piscina como la habitación en general. Esperaba mucho más por los comentarios leídos con antelación. Buen servicio en general. Desayuno en habitación perfecto y muy bien servido.

Un hotel no hotel.Es más que eso.Una experiencia mística.Eso sí, hay que ir con mentalidad de dejar el materialismo y las comodidades de la sociedad actual para sumergirte en una noche romántica i espiritual junto a tu pareja, donde sólo sois vosotros i los elementos, agua, naturaleza i las estrellas.La bassa a 38 grados me dejó enamorada.

"Hotel" del Restaurante les Cols de Olot. Sin duda un sitio para relajarte, y desconectar, tiene un aire zen, estilo japonés (va totalmente separado, de lo que és el restaurante). Habitaciones de cristal, sobre suelos con efecto "colada de lava", muy originales. En la habitación encontraràs lo minimo e imprescindible, cama, baño, armarios muy bien disimulades, y espectaculares vistas de noche (a quien no les guste tener vistas o que le ilumine la salida del sol, puede bajar las persianas). Muy buena experiencia, sin duda para repetir. Servicio de 10, muy buena atención. Desayuno en la habitación de pelicula tambien. Hay opción de comer o cenar en el restaurante. Cuenta con jardines muy bien cuidados, para descansar, relajar-te o tomar algo. Sin mas palabras, espectacular!!!

Un sitio un tanto especial. Es un espacio para disfrutar de la tranquilidad. Todo muy minimalista. Se tiene que ir con una mentalidad diferente a si vas a un hotel. Porque no es un hotel. La atencion es fabulosa. El desayuno completisimo y te dan una bolsa con picnic cuando te vas. Fuimos con un regalo que nos hicieron y disfrutamos de una noche diferente.