Vinimos a comer a su restaurante. Elegimos un menú de fin de semana de 32 euros. La primera impresión no fue muy buena porque el camarero de la cafetería no fue muy amable que digamos, pero luego todo cambió. El local es muy agradable, espacio entre comensales, la camarera rubia que nos atendió fue super agradable, y el menú estuvo muy bien: ensalada individual (correcta, lechuga de sobre pero bien), degustación de croquetas (dos croquetas enormes de boletus y jamon MUY ricas) y carne o pescado. Yo elegí pescado (lubina) muy bien presentado y bastante sabroso. El vino (crianza) bueno. El postre quizá lo más normalito, era un coulant de chocolate no muy logrado. Pero en conjunto muy bien, disfrutamos de la comida y del lugar. El hotel está situado en un polígono, tiene varias plazas en los aledaños del hotel para aparcar y luego puedes hacer uso de todas las que hay libres por la zona. Recomendable para comidas en grupo y menús de fin de semana, que no son fáciles de encontrar!
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