Ayer, viernes 6 de junio de 2025 habíamos contratado una cena para celebrar la graduación de un grado superior de FP. El cubierto costó 55 € por persona, incluía el servicio de autobús ida y vuelta desde y hasta el centro de Logroño, dado que el hotel está situado en un polígono industrial. El menú constaba de embutidos ibéricos y croquetas como entrantes, solomillo o pescado a elegir como segundo y profiteroles de postre. Café o infusión. Vino incluido, cuanto quisimos. Después de ahí, las copas o consumiciones, iban aparte. El autobús nos dejó sobre las 22:00 h y la cena terminaba a las 01:45 h. La puntuación tan baja que le doy se debe a tres razones: la calidad/cantidad de la comida, que el hotel no está preparado para dar o compatibilizar ambos servicios (hotel y celebraciones de este tipo) y, sobre todo, por la falta de respeto y educación del responsable, que desconozco si es o no el director del hotel. En cambio, el servicio de la ÚNICA camarera (gracias Natalia por tu amabilidad y disposición para que todo saliera bien) fue excepcional. Mi queja se debe a que se nos llamó la atención al principio en dos ocasiones porque salimos a fumar a la terraza y las voces molestaban a los alojados en el hotel (lo cual entiendo, pedimos disculpas y ya no salimos más, porque además se nos dijo que podíamos fumar dentro de la sala, una sala donde sólo y exclusivamente estábamos nosotros). Lo que me molestó es que se nos llamase la atención por el ruido DENTRO de la sala (que no era excesivo, lo normal de un grupo de 20 comensales). Por eso, al finalizar la cena, le dije al responsable que si no estaban preparados para dar este servicio, porque no disponían de la insonorización adecuada de la sala, que no lo ofertaran. También le trasladé mi opinión de que la calidad de la comida era bastante normalita (siendo suave, ya que la calidad del embutido fue medio, las croquetas bastante vergonzosas, el solomillo correcto y los profiteroles eran de caja de supermercado). Se lo dije respetuosamente, como clienta, ya que además preguntó al salir. Lo que no fue normal para mí fue la pérdida de formas, respeto y educación en sus contestaciones. Igual se pensaba que el servicio que iba a dar iba a ser exclusivamente a chicos/as adolescentes, los que afortunadamente se lo pasaron bien (gracias de nuevo, Natalia) y no contaba con que íbamos tres profesoras con el grupo. Como le dije: ellos tienen 18 años, yo no. Espero, por el futuro de este hotel, que la falta de educación del responsable no sea la tónica habitual.
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